Investigación científica

2023

Con sus 40.000 hectáreas y 7 tipos diferentes de bosque, el CCYM cuenta con una de las biodiversidades más ricas de la selva amazónica. Desde su creación en 2006, se ha observado en él un gran número de especies animales y vegetales en peligro de extinción, que han sido incluidas en la lista roja de la UICN. Esta biodiversidad, que hasta ahora se observaba a simple vista, puede ahora catalogarse con mayor precisión con la ayuda de nuestro socio, el laboratorio SPYGEN.

En colaboración con esta empresa francesa y la ONG Envol Vert, llevamos a cabo una expedición científica en la concesión para muestrear 12 puntos de agua como ríos, lagunas y diferentes tipos de turberas. Mediante este trabajo de colaboración, esperamos mejorar nuestro conocimiento de las especies que viven en la concesión y así poner en marcha medidas de protección para las más vulnerables.

2019

En 2019, un grupo de trabajo de la Universidad Estatal de Arizona (ASU), en colaboración con la Universidad de la Amazonia Peruana (UNAP), realizó un estudio de la turba Yanayacu-Maquia. Aunque el estudio debe continuar, se han encontrado resultados prometedores en la medición de los índices y ciclos de emisión de GEI de las turberas.

En 2008, Biodiversité Amazonienne realizó un estudio de las especies que viven en la concesión. Uno de los objetivos era concienciar a los más jóvenes que viven cerca de la zona sobre la importancia de proteger las aves y los bosques que habitan. Hemos identificado más de 100 especies, la mayoría de las cuales no se habían encontrado en censos anteriores.

El guacamayo azul (Ara arauna) entre amigos.
El Aninga (Anhiga anhingo) listo para despegar

Turberas especialmente bien conservadas

Desde 2007, la Concesión para la Conservación de la Maquia Yanayacu, con el apoyo de la Universidad de Arizona y de Iquitos, realiza estudios de valorización y reconocimiento de algunas de las turberas mejor conservadas del mundo.

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Una turbera es un humedal colonizado por vegetación, cuyas condiciones ecológicas particulares han permitido la formación de un depósito de turba, una materia orgánica fósil formada por la acumulación de restos vegetales. Una turbera funcional es, por tanto, un ecosistema que tiene la capacidad de acumular carbono, regular los flujos de agua, sustentar una gran variedad de hábitats y especies, y contarnos el pasado a través del estudio del material acumulado durante miles de años en sus capas de suelo. Se calcula que sólo las turberas contienen aproximadamente un tercio de todo el carbono del suelo del mundo. Y las turberas «tropicales» almacenan el doble de carbono que todos los bosques del mundo. A escala regional, las turberas afectan a la hidrología de las tierras bajas del Amazonas, ya que almacenan mucha agua y, por tanto, mitigan las inundaciones y pueden funcionar como fuentes de agua para la región circundante. A escala mundial, desempeñan un importante papel en el ciclo global del carbono y en la mitigación del cambio climático. La turbera de la Concesión, con una superficie estimada de 7.000 ha (el 15% de la superficie total), desempeña por tanto un papel vital para la zona.